miércoles, 19 de diciembre de 2007

Pérez-Reverte escribiendo sobre el Heavy Metal

Hace apenas unos minutos, me ha llegado un correo enviado por mi primo con un título similar a este que he puesto como título de la entrada. Esta es mi primera entrada en la que no me quejo de nada (ahora mismo tengo un gran motivo para no quejarme, pero bueno... veamos cuanto dura), y este es un tema un tanto sugerente:


"No soy muy aficionado a la música, excepto cuando una canción –copla, tango, bolero, corrido, cierta clase de jazz– cuenta historias. Tampoco me enganchó nunca la música metal. Me refiero a la que llamamos heavy o jevi aunque no siempre lo sea, pues ésta, que fue origen de aquélla, es hoy un subestilo más. Siempre recelé de los decibelios a tope, las guitarras atronadoras y las voces que exigen esfuerzo para enterarse de qué van. Las bases rítmicas, el intríngulis de los bajos y las cuerdas metaleros, escapan a mi oído poco selectivo. Salvo algunas excepciones, tales composiciones y letras me parecieron siempre ruido marginal y ganas de dar por saco, con toda esa parafernalia porculizante de Satán, churris, motos y puta sociedad. Incluidas, cuando se metían en jardines ideológicos, demagogia de extrema izquierda y subnormalidad profunda de extrema derecha. Etcétera.

Sin embargo, una cosa diré en mi descargo. De toda la vida me cayeron mejor esos cenutrios largando escupitajos sobre todo cristo que los triunfitos relamidos, clónicos y saltarines, tan rubios, morenos, rizados y relucientes ellos, tan chochidesnatadas ellas, con sus megapijerías, sus exclusivas de tomate y papel cuché, y toda esa chorrez envasada en plástico y al vacío. Al menos, concluí siempre, los metaleros tienen rabia y tienen huevos, y aunque a veces tengan la pinza suelta y hecha un carajal, éste suele ser de cosas, ideas, fe o cólera que les dan la brasa y los remueven, y no de cuántas plazas será el garaje de la casa que comprarán en Miami cuando triunfen y puedan decir vacuas gilipolleces en la tele como Ricky, como Paulina, como Enrique.


Pero de lo que quiero hablarles hoy es de música metal. Ocurre que en los últimos tiempos –a la vejez, viruelas– he descubierto, con sorpresa, cosas interesantes al respecto. Entre otras, que esa música se divide en innumerables parcelas donde hay de todo: absurda bazofia analfabeta y composiciones dignas de estudio y de respeto. Aunque parezca extraño y contradictorio, la palabra cultura no es ajena a una parte de ese mundo. Si uno acerca la oreja entre la maraña de voces confusas y guitarras atronadoras, a veces se tropieza con letras que abundan en referencias literarias, históricas, mitológicas y cinematográficas. Confieso que acabo de descubrir, asombrado, entre ese caos al que llamamos música metal, a grupos que han visto buen cine y leído buenos libros con pasión desaforada. Ha sido un ejercicio apasionante rastrear, entre estruendo de decibelios y voces a menudo desgarradas y confusas, historias que van de las Térmópilas a Sarajevo o Bagdad, incluyendo las Cruzadas, la conquista de América o Lepanto. Como es el caso, verbigracia, de Iron Maiden y su 'Alexander the Great'.

La mitología –Virgin Steele, por ejemplo, y su incursión en el mundo griego y precristiano– es otro punto fuerte metalero: Mesopotamia, Egipto, La Ilíada y La Odisea, el mundo romano o el ciclo artúrico. Ahí, los grupos escandinavos y anglosajones que cantan en inglés copan la vanguardia desde hace tiempo; pero es de justicia reconocer una sólida aportación española, con grupos que manejan eficazmente la fértil mitología de su tierra: Asturias, País Vasco, Cataluña o Galicia. Tampoco el cine es ajeno al asunto; las películas épicas, de terror o de ciencia ficción, 'La guerra de las galaxias', 'Blade Runner', 'Dune', las antiguas cintas de serie B, afloran por todas partes en las letras metaleras. Lo mismo ocurre con la literatura, desde 'El señor de los anillos' hasta 'La isla del tesoro' o 'El cantar del Cid. Todo es posible, al cabo, en una música donde el Grupo Magma canta en 52el idioma oficial del planeta Kobaia –que sólo ellos entienden, los jodíos– mientras otros lo hacen en las lenguas de la Tierra Media. Donde Mago de Oz alude –'La cruz de Santiago'– al capitán Alatriste y Avalanch a Don Pelayo. Donde los segovianos de Lujuria lo mismo ironizan sobre la hipocresía de la Iglesia católica en cuestiones sexuales que largan letras porno sobre Mozart y Salieri o relatan, épicos, la revuelta comunera de Castilla. Y es que no se trata sólo de estrambóticos macarras, de rapados marginales y suburbanos, de pavas que cantan ópera chunga con corsé gótico y casco de walkiria. Ahora sé –lamento no haberlo sabido antes– que la música metal es también un mundo rico y fascinante, camino inesperado por el que muchos jóvenes españoles se arriman hoy a la cultura que tanto imbécil oficial les niega. El grupo riojano Tierra Santa es un ejemplo obvio: su balada sobre el poema 'La canción del Pirata' consiguió lo que treinta años de reformas presuntamente educativas no han conseguido en este país de ministros basura. Que, en sus conciertos, miles de jóvenes reciten a voz en grito a Espronceda, sin saltarse una coma..."


Señores, Arturo Pérez-Reverte lleva más razón que un santo. Yo nunca hubiese sido capaz de poder haber argumentado algo así, ni por asomo. Por tanto, simplemente, sólo le puedo dar la razón a Arturo Pérez-Reverte.

PD: fue fácil encontrar dónde estaba escrito, y para los incrédulos que piensen que eso no lo ha escrito Arturo Pérez-Reverte, he aquí el link (búsquese el artículo del día 16 de diciembre): http://www.capitanalatriste.com/escritor.html?s=patentecorso


sábado, 24 de noviembre de 2007

Pensaba...

Pensaba que habían desaparecido los problemas de mi rutina habitual. Pero claro, los seres humanos somos los únicos que tropezamos con la misma piedra dos veces, y por tanto, todavía siguen conmigo. Pensé que este blog había servido como de revulsivo, incluso de "amuleto", y me había hecho dar la vuelta a la situación. Pensaba... ¡y me equivoqué!

Desde el día, que, yéndome de la parada del autobús, me dije a mi mismo "Parece que el blog este te está cambiando la suerte, parece que no tienes problemas.", la cagué. Problemillas con mis amigos, una gran cagada (problema un tanto serio, mea culpa) con mi ex-novia, no tenía unos buenos entrenamientos con el equipo, estaba en clase físicamente, ya que no sabía donde tenía mi cabeza, mis pensamientos. Podría entrar en detalle de cada uno de esos problemas, pero no lo haré, no quiero acabar deprimiéndome con la mala suerte que he arrastrado durante la última semana y media. Como ya dije en la entrada anterior, como buen adolescente, tengo que hacer un mundo de todo y quejarme por todo. Y hago lo que puedo... no, en serio, una semana en la que no daba una a derechas.

Y yo, con el gran marrón de no dar una a derechas, intentaba que no hubiese problemas entre amigos, que entre ellos existe solo una cosa: "odio"; intentar animar a un par de personas a las que les hacía mucha más falta que a mí. Que en el fondo me quejo por tonterías, pero... soy bastante perfeccionista y no me gusta sentirme mal conmigo mismo.

De momento solo escribo esto porque se me ha ido la inspiración, porque me debería ir a acostar, ya que el despertador suena a las 9, y porque estoy demasiado preocupado por dos personas a las que aprecio muchísimo que no están teniendo unos buenos días y si ellas están mal, yo me encuentro mal por ellas. Y en el fondo sé que me encantaría tener una vida totalmente solitaria en la que no tuviese que estar pendiente, o preocuparme, o incluso odiar o querer a personas, porque, simple y llanamente, no habría.

martes, 13 de noviembre de 2007

Comenzamos...

Veamos... abro aquí un blog donde poder, como buen adolescente, quejarme de todo sin dar soluciones. ¿Así es como se nos tiene vistos, no?

Realmente ocuparé un minúsculo espacio en internet, para poder hablar, sin presión de que lean o dejen de leer amigos/compañeros/conocidos, libremente de mis "problemas", mis "lamentos", mis frustraciones, y podré estar tranquilo de que la poca gente que llegue a meterse aquí y que pueda leer cómo me siento, no esté en en mi círculo de conocidos. Y desahogarme a despacho, que en el fondo es lo que necesito. Contar mis "lamentaciones" para poder ¿relajarme? y sentirme a gusto conmigo mismo, sin que "nadie" pueda después, desde hablar, hasta mofarse de ello.

Además, un blog de este tipo, más "blog" que, por ejemplo, el servicio que ofrece Windows Live Spaces, que es mucho más para "hacer amigos", y menos para escribir, me viene de lujo. Sin demasiadas complicaciones, con la capacidad de editar comentarios y... pues eso, con menos estorbos para hacer lo que realmente quiero: escribir.

Volviendo al tema; espero poder sentirme agusto escribiendo, cuando pueda, aquí, y... ¡bienvenidos!